¿La nutrición debería ser una asignatura en los colegios?
Patio de colegio con niños

¿Es la Nutrición una asignatura pendiente en los colegios?

25 de junio de 2025 34K

Con tantos cambios como ha sufrido nuestro sistema educativo para garantizar una mejor formación a nuestros jóvenes, y con ello una vida mejor, echamos mucho de menos que en ninguna de las variantes haya aparecido una iniciativa relacionada con la educación nutricional. La etapa escolar constituye un periodo fundamental en el desarrollo físico, emocional e intelectual del niño y un marco idóneo desde el que asentar las bases de un estilo de vida saludable en la edad adulta. La adquisición de estos buenos hábitos debe trabajarse desde diferentes ámbitos, siendo la familia y la escuela determinantes en la formación, consolidación y mantenimiento de los conocimientos relacionados con alimentación y salud.

La educación nutricional es fundamental no solo para ayudar a los jóvenes a promover buenos hábitos alimentarios a futuro, sino también a fomentar una buena relación con la comida, un factor muy importante dado el preocupante aumento de los Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) en edades tempranas.

¿Cómo puede ser que la educación nutricional aún no sea una asignatura obligatoria en los colegios?

Además, está comprobado que comer de una manera equilibrada y seguir hábitos de vida saludables ayudan a prevenir enfermedades, a mejorar el rendimiento escolar y a reducir problemas de salud pública a largo plazo. Como argumentos son realmente demoledores.

Purificación García, Catedrática de la Universidad Politécnica de Valencia, y Stefy Fernández, Licenciada en Nutrición y Dietética por la Universidad Central de Venezuela, nos explican por qué la educación alimentaria debería ser una prioridad dentro de nuestro programa educativo. Ambas coinciden en que la educación nutricional debería empezar desde la infancia y acompañarnos a lo largo de la vida.

García destacan la importancia de la educación nutricional desde la etapa escolar colegio “porque la infancia es la etapa en la que uno empieza a asentar sus conocimientos, pero también sus hábitos.» En esa edad no solo deben aprender matemáticas o lengua en el colegio, sino también cómo relacionarse con el mundo. Si desde pequeños no se les enseña a distinguir entre hábitos saludables y otros que no lo son, arrastrarán esa carencia hasta la edad adulta, señala la experta. Además, aclara que “enseñar a los niños y a las niñas sobre alimentación es enseñarles a cocinar, a comprar y, por lo tanto, a comer. Si les enseñamos a comer, estamos favoreciendo su nutrición”.

Stefy Fernández en su entrevista aborda sus argumentos desde un lado más pragmático y apunta que «debería haber una asignatura de cocina, porque esa es la realidad: cuando salimos de casa de nuestros padres, necesitamos saber preparar comidas básicas». Eso es cierto y muchos jóvenes llegan a la universidad o a su primera vivienda sin saber cómo preparar un plato saludable o sin tener ideas para variar la dieta, de manera que su alimentación acaba siendo monótona y, en muchas ocasiones, más alta en azúcares, grasas y/o sal. 

Por eso, es importante que esa educación se realice de forma transversal en la infancia, en la adolescencia, en la universidad, e incluso en el entorno laboral. Para Fernández, no se trata únicamente de saber qué comer, sino de tener herramientas de cómo hacerlo en el día a día. “No tenemos que ser chefs, pero creo que es importante tener una base tanto de cocina como de nutrición”, aclara.

Stefy Fernández insiste en que incluso en las empresas sería muy útil contar con charlas o talleres que nos formen para hacer una compra saludable, para planificar nuestros menús o para entender mejor cómo se debe estructurar un plato equilibrado. Si comer mejor contribuye a prevenir la aparición de enfermedades, las empresas deberían ser las primeras interesadas en que sus empleados adopten esos hábitos saludables. 

Pero volviendo a los más jóvenes, los expertos también recomiendan y animan a los padres a adoptar un papel más activo, porque, aunque el colegio es un pilar fundamental en su educación, al final los hábitos se aprenden y consolidan en casa. Y pueden hacerlo en cuestiones tan sencillas como involucrarles en la compra, en la preparación de la comida o evitar prohibiciones extremas como puede ser el hecho de demonizar alimentos. Y, por último, dar ejemplo. Como sabes, los niños siempre imitan lo que ven en casa. ¡Pero que no cunda el pánico! Porque en ningún momento se trata de que tengamos que convertirnos ahora en expertos en nutrición, basta con entender lo suficiente como para cuidar de nosotros mismos y de quienes nos rodean. Así que no hay duda: incorporar la nutrición como asignatura no es un capricho, es una necesidad y urgente.

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